Leo en la edición digital diario As, que digan lo que digan tiene una redacción de baloncesto de muchísimos kilates, una magnífica entrevista a Sasha Djordjevic, actual seleccionador de Serbia.
En As titulan, como es lógico conociendo su línea editorial, por la posibilidad de que entrene algún día al Real Madrid. Pero la entrevista es un tremendo repaso a su trayectoria.
Desde la reciente plata de Serbia en el Mundial -sin esquivar episodios como la expulsión de Micov o su polémica con Orenga- al Partizán de Fuenlabrada y su triple al Joventut, pasando por la formación de los jugadores jóvenes, cuando él fue el excluido de la selección, su cambio de chaqueta de Barça a Real Madrid, o su etapa en Bolonia con la Fortitudo en la que llama la ciudad del baloncesto, por supuesto la guerra de Yugoslavia y cómo no su retirada.
Desde la reciente plata de Serbia en el Mundial -sin esquivar episodios como la expulsión de Micov o su polémica con Orenga- al Partizán de Fuenlabrada y su triple al Joventut, pasando por la formación de los jugadores jóvenes, cuando él fue el excluido de la selección, su cambio de chaqueta de Barça a Real Madrid, o su etapa en Bolonia con la Fortitudo en la que llama la ciudad del baloncesto, por supuesto la guerra de Yugoslavia y cómo no su retirada.
La despacha con una frase que sería para que cogiera Endesa y le pusiera de padrino eterno de "Basket Lover" por su tremenda sinceridad: "En 2002 tuve una oferta de Obradovic para jugar en el Panathinaikos y le dije que no, que odiaba el baloncesto, que no me divertía".
Entonces Sasha seguía siendo uno de los jugadores más respetados del baloncesto europeo. ¿Cuantos renunciarían ahora a un puñado de euros más sabiendo que han perdido la pasión?
Entonces Sasha seguía siendo uno de los jugadores más respetados del baloncesto europeo. ¿Cuantos renunciarían ahora a un puñado de euros más sabiendo que han perdido la pasión?
Para mi, como seguidor estudiantil, la imagen de Sasha Djorjdevic es esta. De cuando en 1999 nos remontó el FC Barcelona la final de Korac en aquel partido de vuelta que dice Guille Ortiz en Ganar es de Horteras que nunca se jugó.
Por aquellas fechas la OTAN dirigida por el socialista Solana se puso la placa de sheriff global porque sí y estaba bombardeando Belgrado. La Demencia nos hartamos a vocearle aquella simplificación supina de un conflicto complejísimo de "Serbia asesina de Bosnia Herzegovina" y "Kosovo, Kosovo", en nuestra tremenda impotencia de haber perdido un título que teníamos ganado.
Sasha Djordjevic era de esos jugadores a los que quien más quien menos todo el mundo se refirió alguna vez como "hijo de puta". Pero como nos enseñaron en "La Hora Chanante", esta expresión tiene multitud de acepciones...
Y creo que a Sasha Djordjevic le hemos debido decir, todo el mundo, todas esas acepciones de "hijo de puta" Desde la de cuando quieres faltar (o te devuelven mal... por ejemplo un quinto partido en el Palau vestido de blanco) a la de en plan hermandad... o admiración en este caso.
Del rollo "pero qué bueno es... ¡el muy hijo de puta!".
¿Quién sería ahora el "hijo de puta" de nuestro baloncesto, ese que se capaz de que le odies y le ames a la vez, que le detestas porque es rival pero le adorarías si vistiera tu camiseta? Tengo muchos candidatos...
Del rollo "pero qué bueno es... ¡el muy hijo de puta!".
¿Quién sería ahora el "hijo de puta" de nuestro baloncesto, ese que se capaz de que le odies y le ames a la vez, que le detestas porque es rival pero le adorarías si vistiera tu camiseta? Tengo muchos candidatos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario