domingo, 21 de junio de 2015

"Mi Plaza Stadium" (colaboración para Deporte de Calle)

"Desde mi balcón", como el título de aquella infravalorada canción de Reincidentes, puedo ver los días que hace buen tiempo a los críos jugando al fútbol en la plaza, de sol a sol. Con el tendedero, la lavadora y un par de macetas comparto un privilegiado palco VIP en un estadio internacional. Chavalitos, y alguna que otra chavalita, de medio mundo persiguiendo una pelota para intentarla meter entre dos palos, en una portería que aquí, en el estadio internacional que no tiene nombre de aerolínea saudí, tiene incluso palos: esta plaza tiene árboles. No hace falta manchar las chaquetas.

Aunque en el barrio hay un club de fútbol de primera división, el equipo que más partidos suele jugar en el “Mi Plaza Stadium” suele ser el FC Barcelona, con dos o tres Neymar Jr a la vez y algún que otro Messi. Todos pulguitas. No es raro ver al otro Barcelona, el de Guayaquil; o al Steaua de Bucarest que tan mal recuerdo trae a los culés veteranos y que no suena de nada a la mayoría de futbolistas de la plaza. Incluso, como curiosidad exótica, alguna vez se ha visto algún mini Cristiano Ronaldo de blanco o rosa o algún representante del Atlético de Madrid (que nunca sabe qué nombre de jugador poner, porque no le va a durar más de dos años… y eso cuando tienes 10 es un drama).

En ocasiones, para desesperación de la producción televisiva y por supuesto el dueño del bar de la esquina y su inútil cartel de “prohibido jugar al balón”, se juegan a la vez tres o cuatro partidos. Así tenemos por el mismo precio otro deporte, este de riesgo: cruzar la plaza sin verse arrollado por una turbamulta de Neymars junior. 
“A menor edad, más minutos te toca chupar portería” parece una regla fija. Y se ve esfuerzo y algunos detalles de calidad, con regates a rivales, perros, la señora del quinto que recuerdan a Maradona contra Inglaterra o Ronaldo (el gordo, que era el que molaba) contra el Compostela; y tiros a puerta dignos de un pelotón de fusilamiento. Claro, ya podrán con los cancerberitos. 

Pero el tendedero, la lavadora, las macetas y yo coincidimos en cabrearnos y pasar del partido cuando vemos que en el partido alguien intenta ¡engañar al árbitro! ¡Pero si no hay! Pero igualmente, y como ven en la tele del bar o en rojadirecta hacer a sus ídolos, se tiran al suelo a fingir faltas al menor roce, mientras se agarran el tobillo, o la rodilla, o las dos a la vez haciendo la croqueta. Y así logran… ¡perder tiempo! Algo valiosísimo en un partido donde el único reloj es la luz del sol… o que vengan su padres/madres/tutores cabreados porque se enfría la cena a indicar el pitido final. 

Cada quince días, a unas calles se juntan 15.000 amantes del fútbol para ver jugar a otros, mientras los partidos del “Mi Plaza Stadium” continúan, ajenos a las Jemezadas de turno. Incluso en verano, cuando “la roja” pretende repetir gestas que sin Xavi van a repetir cuando yo te diga, el bar saca a la terraza una tele enorme para que más amantes del fútbol vean mientras pagan a precio de oro unas cervezas y unos panchitos a los millonarios orgullos de la nación. Y ay del FC Barcelona, el Barcelona Guayaquil, el Real y el Atlético como uno de sus balones tire una de las jarras de cerveza de los amantes del fútbol. Los días de fútbol está prohibido jugar al fútbol. 

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