No voy a colgarme medallas sentimentales que no me corresponden. En fútbol soy simpatizante de varios equipos, sobre todo Atlético de Madrid y Rayo Vallecano, pero no SOY de ninguno en ese sentido de "amor verdadero" que mucha gente siente.
Es algo que me ha permitido disfrutar de grandes momentos futboleros... si bien con algo de distancia que me permite darte cuenta de lo ridículas y necesarias a la vez que son esos momentos de euforia colectiva...
Es algo que me ha permitido disfrutar de grandes momentos futboleros... si bien con algo de distancia que me permite darte cuenta de lo ridículas y necesarias a la vez que son esos momentos de euforia colectiva...
Uno de esas lo recordaba a raíz de una conversación en el muro de Facebook de Carlos Sánchez Blas (durante años y entre otras cosas la voz desde "Vallekanfield" en Onda Madrid) sobre el "Tamudazo" franjirrojo que describe Quique Peinado en su reciente libro "A las armas" (segunda vez que lo menciono en el blog, le voy a tener que pedir royalties).
Aquel gol que valió la salvación del Rayo en el minuto 92 de la última jornada de la temporada 2011-12 de uno de los pocos futbolistas que pueden presumir de haber ganado títulos en su club de formación. Aquel gol de Tamudo, es de esos goles que recuerdas toda la vida donde lo viviste.
Para mi, al estilo del gol de Iniesta, el cabezazo de Sergio Ramos, o Diego Forlán de doblete en Hamburgo. Goles, todos, que no viví en el estadio y que, cual magdalena de Proust, a mi que soy algo más terrenal, me saben a cerveza.
El "Tamudazo" del Rayo lo viví en Vallecas, el barrio madrileño en el que me he dejado adoptar hace ya un lustro. Ya desde antes de vivir aquí he ido a menudo al estadio. Siempre me gustó el club, de chaval me dejé atraer por todos los topicazos de clase obrera, antifascismo, Ska-P, "todos los fachas fuera de mi barrio" y tal; y fardo de falso pedigrí llevando al campo mi camiseta, que tras 20 años por fin es de mi talla, con la publicidad de flan Dhul.
He visto partidos en primera, en segunda, y en segunda B (en todas las categorías contra la UD Las Palmas, por cierto). Y casi siempre con entradas de acompañante de abonado y cosas de esas de gorrones... pero aquel día contra el Granada era imposible.
Fuimos a verlo a un bar, a una terraza con tele de una calle paralela al fondo - en Vallecas no hace falta especificar qué fondo, ¡el único que tiene grada!. Un bar rayista: los bocatas tenían nombres de jugadores. Debe ser un coñazo cambiar la carta cada año.
La gente se iba poniendo nerviosa, claro. Al final la escena era un grupo de desquiciados de pie frente a la pantalla gigante observados por un grupo de gente en las mesas de la terraza. Yo, claro, estaba en el grupo de los desquiciados, cerveza (¿o era "kalimotxo", para hacerlo más rayista todo?) en mano. Mi chica, faltaría más, entre quienes estaban en las mesas, supongo que mirándome su media sonrisa de "qué bien se lo pasa con sus tonterías, déjale".
Uno de los desquiciados llevaba unos cascos, quizá oyendo a Blas en Onda Madrid, y nos chafaba cada ocasión que se veía por TV en aquellos infartantes últimos minutos.
Pero justo en el gol se quedó callado.
El estadio ya había rugido. Los de las mesas lo habían oído.
20 segundos después, rugimos nosotros. Abrazos entre desconocidos (salvo a de los spoilers, le odié mucho), saltos, gente llorando, todos empapados... y yo contentísimo y rugiendo como uno más.
Hasta fuimos a la fuente de la Asamblea, compramos birras a los lateros y vimos a ¿Pachón? petar una bengala... aunque luego no fue una noche especialmente larga.
La adrenalina del gol, de la masa, me contagia. Al rato, relativizo todo y me siento muy de "ganar es de horteras", quizá intentando forzar una alegría que tampoco es real, que no es sincera como la que veo en otras personas que sí SON del Rayo. Invitándome a una fiesta que he disfrutado, pero no es la mía.
Incluso pensaba que sí, que lo mismo el Granada bajó los brazos. Que el línier prefirió no levantarlos.
¿Y qué?
Nunca me olvidaré de que el "Tamudazo" lo viví en ese bar de la calle paralela al fondo con un tipo que hacía spoiler de todo... salvo del final. Como debe ser.
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