Ayer fui a ver a Los Suaves a la sala La Riviera. Un concierto que se anunció como si fuera a ser el último de la banda gallega pero sin decir que lo fuera. Y no, no lo va a ser. Era el último de la gira "la música termina" que da paso a "la traca final" en 2016.
El caso es que con ese truqui de marketing barato nos liaron a unas 2000 personas, de las que probablemente las más jóvenes fuéramos nosotros con nuestros treinta y muy pocos, para plantarnos un martes de diciembre con ganas de rock en la sala de las palmeras en todo el medio.
El día que amaneció con la noticia de la muerte de Lemmy de Motörhead era buen día para ver una de las últimas exhibiciones casi obscenas de decadencia de Yosi, el cantante de Los Suaves.
El directo de Los Suaves no es apto para "no fans". Llevan ya unos cuantos añitos, fácil más de 10, que sólo se habla de si Yosi fue capaz de cantar alguna canción entera o si logró tirar el "atrezzo" del escenario que de si el nuevo disco es bueno o malo.
Y si vas sin saber eso, basándote sólo en los buenísmos discos de estudio que han dejado en tres décadas en la carretera o el espectacular directo "Hay alguien ahí" de 1995 la decepción va a ser morrocotuda. Como la que me llevé yo la primera vez que les vi en directo en un Derrame Rock, allá por 2008.
Desde entonces, les he visto más veces. Pero siempre en festivales. A ver qué pasaba. A ver si caía la breva y veía un concierto digno. Hasta me enfadaba al ver que no, que otra vez no.
Ayer no. Iba sabiendo a lo que iba. A decir adiós a un grupo del que, sin ser fan fan fan de esos idiotas irracionales, muchas de sus canciones han sido banda sonora de momentos importantes, o secundarios, de mi vida.
En La Riviera me asaltaron la cabeza ese CD de "Santa Compaña" a mil pelas en una de esas visitas a la capital para comprar en Madrid Rock. Ese recorte de revista del gato negro que durante años decoró mi escritorio en casa de mis padres. Del "K7" del directo que nunca llegué a devolver a mi amigo Jony, y que seguro ahora que su vida es digna de una canción de Los Suaves no echará nada en falta. Del youtube del gorrión "Pardao" en la terraza. De "Mi casa" flasheándome una mañana de agosto en un atasco en la M30. De la noche de San Juan gallega. Y por supuesto de Dolores, la madre que la parió y del 1,2,3 Villalba.
En La Riviera me asaltaron la cabeza ese CD de "Santa Compaña" a mil pelas en una de esas visitas a la capital para comprar en Madrid Rock. Ese recorte de revista del gato negro que durante años decoró mi escritorio en casa de mis padres. Del "K7" del directo que nunca llegué a devolver a mi amigo Jony, y que seguro ahora que su vida es digna de una canción de Los Suaves no echará nada en falta. Del youtube del gorrión "Pardao" en la terraza. De "Mi casa" flasheándome una mañana de agosto en un atasco en la M30. De la noche de San Juan gallega. Y por supuesto de Dolores, la madre que la parió y del 1,2,3 Villalba.
Ayer iba a eso.
Pero es que, además, me lo pasé muy bien. Pese a que, efectivamente, había momentos en que pasabas de la risa a la profunda penita de estar viendo la decadencia de un pobre señor mayor enfermo con la actuación del bueno de Yosi.
El rock&roll es así.
...y si en los bises me sale con la camiseta del Atleti, mejor. No deja de tener su ironía que, a orillas del Manzanares, precisamente Los Suaves se vistan de rojiblanco. ...el rock&roll es así.
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