lunes, 26 de octubre de 2015

¿Y tú de quien eres, de Magic o de Bird?


Nací el día que Argentina y Bélgica empataban a 0 en el Camp Nou en el Mundial de Naranjito. Con esto voy a que en los 80 no veía baloncesto sino La Bola de Cristal y aún tardarían un tiempo Chicho Terremoto y la Caja Postal en meter las canastas en mi vida. Todo lo que sé de la rivalidad Bird/Magic es por lo que cuentan los cronistas. Y los cronistas de la época.. nos dan mil vueltas a los de ahora. Han logrado que veamos esa época con la devoción del que sabe que eso es muy grande. 

Como jugador tal vez me pegaría más ser Magic: la imagen que tengo de él es la de un genial gordo sonriente. Y eso que mi recuerdo suyo quizá sea más de cuando vino al centenario del Real Madrid que el del showtime Laker. 

Pero por culpa de los Dropkick Murphys y su adictivo punk folk; y porque me tira ese rollito de "garante de las tradiciones" que venden los Celtics... abracé la fe de los orgullosos verdes. Por lo que no podría reconocer nunca en público que prefiero a Magic que a Bird, que me parece un tío algo soso. Como la ciudad de Boston, imagino. Es lo que tiene ser la cuna de la tradición.



Este es el texto completo del que Ignacio Pato toma algunos fragmentos para un artículo en Playground Magazine sobre esta rivalidad entre Bird y Magic. Las preguntas eran "¿Qué significó para ti la rivalidad Bird/Magic en los 80? ¿Cuál te gustaba más o con quién ibas y por qué? ¿Qué crees que simbolizaban ambos?"

Y creo que, para no haber visto jugar a ninguno cuando tocaba, que era en directo, he resuelto bien el tema. Un placer además compartir columna con Quique Peinado y Nacho Ballesteros. 

viernes, 23 de octubre de 2015

Quién me lo iba a decir. "Cabaret" tiene moraleja. Y vaya moraleja.

Los musicales no son precisamente un género que siga al dedillo, pero esta semana tuve oportunidad de ir al teatro Rialto de la Gran Vía a ver "Cabaret". 

Era para un regalo que tenía claro que debía ser un musical, y de los que hay en cartelera ahora mismo en Madrid fue el que más me llamó la atención. Eso de que lo anunciaran como "el musical de Broadway" y que me sonara el título me valió. 

Antes que este sólo había visto "El Rey León" y "Galicia Canibal", que se parecen como  un huevo a una castaña. 

Una superproducción de altísimo presupuesto con el sello Disney en el teatro más grande de Madrid con entradas a 90 pavos que debes comprar con antelación vs un musical sobre la "movida gallega" con canciones de Siniestro Total y Los Limones y el sello Antón Reixa del que pillas entradas con descuento de Groupon o algo de eso...

Por lo que no sabía bien qué esperar de "Cabaret". Y sería quizá el término medio. 



El Rialto es un teatro con un escenario tremendo, pero en las "Entradas Club" (primera planta, no en el patio de butacas) como pilles demasiado centrado te tapa medio show una barra del balcón, y como no sea así estás demasiado ladeado. Y cómodo, lo que se dice cómodo, no es. La relación calidad/precio del teatro es bastante floja, la verdad. 

Pero en cuanto al espectáculo... sinceramente para mi fue una grata sorpresa. Con algún que otro rostro televisivo en el reparto, que siempre da caché a un producción comercial como esta. 

Y en cuanto a cómo es "Cabaret", no son simples números musicales inconexos con un argumento flojo como justificación para poner a canturrear a los personajes, sino una historia sólida y bien hilada que se apoya en buenos números musicales. Algunos tan populares como el "Money, money". 

Ambientado en el Berlín de los años 30, justo antes del alzamiento del nazismo al poder, narra la llegada de un escritor estadounidense a la capital alemana y su particular historia ¿de amor? con una cabaretera inglesa del "Kit Kat Klub". 

El personaje del "Maestro de Ceremonias" es sencillamente bestial. Da el toque absurdo y canalla a un argumento y a unas historias que son mucho más crudas de lo que esperaba. La gran ovación final fue para él, y eso que hubo otros personajes tremendos. 

Porque con este título y siendo un musical de Broadway con tanta trayectoria imaginaba que iba a ser más "light". Más el espíritu puro y duro del cabaret de "dejen sus problemas fuera, aquí venimos a divertirnos". 

Y no. Al final sacas una conclusión. Evitaré spoilers aunque me los pida el cuerpo pero no pienso dejar de compartir esa moraleja que extraje de las cerca de 3 horas de espectáculo: puedes pasar de la política, pero la política no va a pasar de ti. 

Y en estos días inciertos en que vivir es un arte, que la gente pague 60 euros porque le digan eso a la cara, me parece tremendo. 


viernes, 16 de octubre de 2015

"Javier, mete el micro ahí", o como nada es ya lo que era (para bien y para mal)

La verdad es que soy algo repetitivo en las previas de partidos del Estudiantes contra Basquet Manresa 

Uso mucho este vídeo del Estu-Resa de liga regular de la 97-98. Antes usaba otra versión más chunga recortada de un zapping, pero hace poquito la "Sergioteca" de Sergio García Ronrás recuperó esta versión, bastante más digna. 


Canasta desde el centro del campo de Carlos Jiménez sobre la bocina- o probablemente fuera de tiempo, no lo consideraron así los árbitros-, protestas de Luis Casimiro y los suyos, polémica y el narrador del encuentro, el inefable Ramón Trecet, armando la mundial al encargado del micro de pista. "Javier, mete el micro ahí" es un Top10 de los zappings deportivos españoles sí o sí.  

Uso tanto este momento -  además de que porque es apuesta segura estadísticamente hablando poner en Facebook vídeos o fotos de los 80 y los 90, y no sólo de basket - porque no se me olvidará en la vida. 

Porque es un ejemplo muy claro del manido "esto ya no es lo que era".
Primero, que el partido de la jornada fuera un Estu-Manresa. Domingo a mediodía por La 2. 

Segundo, que yo no era abonado y estaba viendo un partido en casa por la tele. Desde que me aboné muy muy muy pocos partidos de Estudiantes me he perdido en casa, amortizaba mis 15.000 pesetas bien. Y desde 2008 que empecé a trabajar en prensa del Estu, seguro que no me he perdido ninguno. 


Tercero, porque fue el último partido con la equipación más bonita que jamás ha vestido el Estu: la azul (no roja, no amarilla, no verde lima, no negra, ni celeste, ni rosa... AZUL ESTU) del cincuentenario. El siguiente fin de semana se hizo oficial el patrocinio de Adecco. 

Y cuarto porque... joder, una canasta así siendo un adolescente no se te olvida en la puta vida. Abracé a mi hermano, bastante menos hooligan que yo, como si hubiéramos ganado la liga.

Aquel Manresa acabó siendo campeón de Liga, en algo que hoy por hoy se antoja imposible: que la liga ACB tenga emoción y llegue una cenicienta y la líe parda de verdad. No ganar en liga regular a un Madrid o Barça reventados de Euroliga, no. Aguantar unos playoffs a cinco partidos.

Tampoco nosotros somos iguales. Y menos mal. Sinceramente, creo que probablemente sí seamos mejores que entonces, porque sabemos más y aunque la inocencia es muy bonita y tal, la veteranía es un grado.

El basket en cambio creo que quizá sí sea mejor técnicamente y tal... pero me da que no ha aprendido nada de los emocionantes años 90. Pero esa ya es harina de otro costal.